Síntesis de Libro I de la Ética a Nicómaco
Resumen de Libro I de la Ética a Nicómaco
El texto de la ética de
Nicómaco hace referencia a que el conocimiento tiende a un bien, y el texto nos
ayuda responder las preguntas ¿qué es el bien realmente? ¿Qué es lo que puede
ser? Primero, el bien es el fin en que pretendemos para todo o sea el bien que podemos conseguir
por medio del hecho, en algunos casos hay más de un fin por ende hay que optar
por uno de ellos (el mejor) además cabe mencionar que no todos los fines son
fines simplemente, pero es ciertamente el bien principal el que es final puesto que si hay sólo un último fin
éste será aquel en cuya búsqueda vamos y de haber más de uno , el último fin
entre ellos será aquel a que tendemos. Llamamos final sin restricción a lo que
es siempre deseable en sí y nunca a causa de otra cosa esto es lo que conocemos
como felicidad, tendemos a confundir la felicidad con algo momentáneo como lo
es el placer, inteligencia u el honor pero sin embargo los procuramos a causa
de la misma, el bien final es algo autosuficiente que quiere decir que cuando
nos aislamos hace que sea apetecible la vida y que no nos hallemos faltos de
nada por lo que volvemos de nuevo a la felicidad, este bien que cabe destacar
es sólo humano es una actividad del alma y de conformidad con la virtud ,el bien relativo al alma es también un bien de
mayor propiedad y acierto por eso la felicidad está vinculada a la virtud y sólo se puede saber si se fue realmente
feliz en nuestra muerte.
Resumen de Libro I de la Ética a Nicómaco
De acuerdo el modo de vida que llevan
las personas, podemos decir que se identifica el bien o la felicidad con el
placer y es debido a esto que se ama la vida de placeres. Aristóteles nombra
tres modos de vivir: una es la vida de placeres, la política y la
contemplativa. A lo largo de la historia hemos podido apreciar que los hombres
se vuelven esclavos de sus placeres, muy dependientes de saciar todas sus
necesidades, y eso se convierte en una forma de vida para ellos. Por otro lado, por
ejemplo, para un grupo de personas es posible identificar la felicidad con el
honor, y viven en función de mantener y
cuidar su honor ante cualquiera, el que se convierte en el fin de su felicidad.
Sin embargo este fin de felicidad se vuelve muy superficial, puesto que la
felicidad sería algo que sólo algunos seres humanos podrían alcanzar, no
estaría en la opción de cada individuo el poder alcanzar la anhelada felicidad,
es por eso, que estas forma de vivir no nos llevarían a la felicidad, ya que esta transciende en un bien para el hombre, por
ende no se puede perder fácilmente, a
diferencia del honor. También no podemos obviar que existe una vida de negocios,
en la cual existe un gran deseo de dinero, que claramente no es un bien en sí mismo, sino que es un
medio para obtener otras cosas, una herramienta, ya que por sí mismo el dinero no nos sirve.
Pero ¿qué es un bien? Al parecer puede ser diferente de acuerdo a los hechos y
artes, por ejemplo, en medicina la salud, en estrategia la victoria, en
arquitectura la casa, y en todo lo que hagamos va haber un fin último. Puesto
que para las personas hay más de un bien, es evidente, que dentro de todos esos
bienes, hay un bien que es el principal, y ese será el que perseguimos por sobre los demás.
Naturalmente todos los seres humanos, perseguimos alcanzar el fin supremo que
es la felicidad, que tiene un valor
propio inestimable, porque las virtudes como el honor, placer, inteligencia o
cualquier otra virtud, podrían estar ausentes, y aún así buscaríamos lograr la
anhelada felicidad, debido a que nuestra
búsqueda no está motivada por esas virtudes, sino que por la felicidad. Por lo
tanto la felicidad no podemos incluirla como un bien entre los demás, sino que
es algo final y autosuficiente, ya que es el fin supremo de todo ser humano.
Puesto que la felicidad es lo que deseamos, el hombre está en función de esto
toda su vida, es decir, en nuestro quehacer diario, se vuelve una actividad
desde el alma que encierra toda nuestra razón, pero he aquí, un ejemplo, una
persona que tiene la función de pulsar la lira, pulsa la lira, pero la de un
buen pulsador de lira, es pulsarla bien, ambos realizan la función y el
quehacer, la diferencia radica en realizar la labor y el quehacer con
excelencia y calidad. Según Aristóteles no se puede decir que un animal se encuentra feliz,
porque ninguno de ellos es capaz de participar en tal actividad, en la búsqueda
de encontrar aquella felicidad. También debido a esa razón un niño no es feliz
porque no es capaz de tales actos debido a su corta edad, y los niños a quienes
se les atribuye la felicidad, reciben felicitaciones a causa de las esperanzas,
por eso ya en la adultez podemos decir que se puede llegar a ser feliz. Muchos
hombres tienden a confundir la felicidad con el estar alegre, la felicidad la
ven como un estado de ánimo, como algo momentáneo, como por ejemplo cuando decimos:
estoy feliz de a verte visto cuando obtengo algo material, por esto decimos que la felicidad para muchos es vista como un
estado de ánimo relacionado directamente con la alegría, pero no debiera ser
así, puesto que es la alegría la que responde a un estado de ánimo. En cambio la
felicidad es el fin último de todo ser humano, por tanto no se puede contemplar
como algo que nos ocurre o sentimos varias veces en nuestra vida, la felicidad
es un quehacer, que se relaciona con la libertad y una apertura al mundo,
resultado de una educación integral del ser humano, que se conecta
absolutamente que en el modo de concebir la educación para los griegos, que el
educar para la felicidad.
Podemos concluir
que la felicidad no se relaciona con un estado de ánimo, es decir, no es lo
mismo que la alegría que podemos sentir ante cualquier evento que nos produzca
contentamiento, ya que la felicidad es el máximo anhelo del ser humano, el cual
no está condicionado con lujos, ni bienes de ningún de tipo, sino que es el fin
supremo, que nace de nuestro pensamiento, el cual habita en nuestra razón que
al mismo tiempo se relaciona con nuestro
quehacer diario, es una actividad de la vida, el estar en constante plenitud,
realizando nuestra vida en pos de la excelencia.
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