Síntesis La paideía griega
Tomás Calvo en el texto de la paideía Griega explica y responde varias preguntas como era la educación para los griegos y a la vez complementando con lo que pensaba aristoteles. Él ve la educación como un asunto de enorme trascendencia
que afecta, en primer lugar, a los individuos, y que les afectaba desde que nacían (según
Aristóteles les afecta desde antes de su nacimiento) hasta que se incorporan
plenamente a la vida ciudadana. (Aristóteles distingue tres ciclos educativos). Pero la
cuestión de la educación no afecta solamente a los individuos: afecta a las
familias y afecta, sobre todo, al estado. Aristóteles creía que la educación no es otra cosa que la formación integral del individuo humano
en el seno de una comunidad política. También considera que la educación constituye una
cuestión fundamental, tanto desde el punto de vista ético como desde el punto
de vista político. La primera gran lección de Aristóteles: hay que educar, no
para la renuncia o para el sacrificio, sino para que el individuo pueda ser
feliz, por tanto educar para la vida
es educar para la felicidad.
Resumen La paideía griega
¿Por qué y cómo educar? Paideía y política en Aristóteles
La
palabra griega paideia, a veces se traduce a nuestra lengua como cultura, y a
veces se traduce como educación. Lo cual aquellos usos de la palabra paideía se
encuentran a lo largo de la obra aristotélica. Por lo
tanto en el sentido amplio y radical, la educación es un propósito de enorme perspicacia
que afecta, en primer lugar, a los individuos, y les afecta desde que nacen
(más aún, según Aristóteles les afecta desde antes de su nacimiento) hasta que
se incorporan plenamente a la vida ciudadana. Pero el asunto de la educación no
afecta solamente a los individuos: afecta a las familias y afecta, sobre todo,
al estado.
Aristóteles consideraba la educación como una cuestión fundamental, tanto desde el punto
de vista ético como desde el punto de vista político, y a la educación le
dedica muchas páginas y mucha reflexión, en la Ética a Nicómaco y, muy
especialmente, en la Política. Y ha de reconocerse que Aristóteles en este
punto es un claro heredero de la filosofía de Platón. Platón fue, sin duda, el
filósofo griego que más importancia concedió a la educación, tanto desde el
punto de vista del individuo como desde el punto de vista del estado.
De tal
manera Tomas Calvo considera que la contribución de Aristóteles consiste en el
modo en que fundamenta y orienta su proyecto educativo. Como también cree que
en este punto el diálogo con Aristóteles continúa teniendo una gran vigencia y
una notable actualidad para nosotros. Y se centro en cuatro aspectos que
considero fundamentales, y en las cuales se despliegan las dos preguntas que
figuran en el título de Tomás Calvo : ¿Para qué se ha de educar? ¿Por qué se ha
de educar? ¿Cómo se ha de educar? ¿A quién corresponde educar?
¿Para qué se ha de educar?la
respuesta más simple, y también la más genuinamente aristotélica a
la pregunta sería sencillamente: se ha de educar
para la vida. Educar es enseñar a vivir, entonces debemos decir, que educar para la vida es educar para la
felicidad. Hay que educar, no para la renuncia o para el sacrificio, sino
para que el individuo pueda ser feliz. Pero no
cualquier forma de vida, no la vida de un delincuente, o de un marginado
social, o de un ignorante, sino una vida digna de un ser humano.Todo individuo aspira
a la felicidad y todo el mundo estará de acuerdo con ella pero el desacuerdo
surgirá cuando procedamos a concretar en qué consiste la felicidad. Y así Aristóteles
es consciente de esta dificultad y de hecho recorre y comenta los distintos
bienes en que unos y otros cifran y han cifrado la felicidad: el placer, las riquezas,
el poder y el reconocimiento social, la virtud, el saber.
Cuando Aristóteles y
los griegos, hablaban de felicidad entendían que la felicidad es algo serio, y
por eso hay que educar para ella; entendían que la felicidad se refiere a la
totalidad de la vida: tiene que ver, no con situaciones ocasionales, sino con
el modo de vida que uno lleva, no
con acontecimientos puntuales, sino con la
vida entera: y señala recordando a Solón, sólo después ya de que uno se
ha muerto es posible juzgar si su vida ha sido realmente feliz. Así se puede
contestar según Aristóteles que la actividad o la función propia del ser humano
es vivir, lo característico es la inteligencia, la razón, y por tanto, la forma
de vivir específicamente humana consistirá en vivir racionalmente.
Tanto en
la Ética a Nicómaco como en la Política, al referirse expresivamente a los
objetivos de la educación, Aristóteles distingue dos partes en la naturaleza
humana, en tanto que es una naturaleza racional. Hay en el ser humano una parte
racional, la razón o entendimiento, cuya función es el conocimiento, y hay
además una parte irracional, aquella que corresponde a las pasiones y a los
apetitos. La finalidad última de la educación es preparar a los
individuos de modo que les sea posible llevar una vida digna y satisfactoria.
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